Los delitos de odio en internet existen. No son opiniones ni simples comentarios desafortunados. Son agresiones que atacan a personas y colectivos por su origen, identidad, género, orientación sexual, religión o cualquier otra característica personal. Y, como cualquier otra forma de violencia, no deben normalizarse.
Cinco segundos que sí cambian algo
No hace falta discutir con quien odia ni convencerle de nada. No es tu responsabilidad educar a un agresor. Lo verdaderamente efectivo es detener su alcance.
En apenas unos segundos puedes:
- Bloquear el contenido y la cuenta que lo difunde.
- Marcar la publicación como ilícita dentro de la propia red social.
- Guardar pruebas (capturas o enlaces) antes de que desaparezcan.
- Pedir ayuda a las fuerzas de seguridad si es necesario.
Son gestos pequeños, pero multiplicados hacen una diferencia real. Cada denuncia reduce visibilidad, protege a otras personas y envía un mensaje claro: esto no pasa sin respuesta.

