En los centros de YMCA Valencia, el Programa Formativo de Cualificación Básica (PFCB) se convierte en un espacio donde muchos jóvenes vuelven a sentirse capaces, valiosos y con un futuro por construir. Jóvenes que, por distintas circunstancias, no han completado la Educación Secundaria Obligatoria y que encuentran aquí un entorno seguro para recuperar la motivación, reforzar sus habilidades y descubrir nuevos caminos académicos y profesionales.
El programa, financiado por la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo a través de la Dirección General de Formación Profesional, ofrece una combinación de formación profesional básica, acompañamiento personal y experiencias reales en entornos laborales. Pero, más allá del currículum, cumple una función esencial: cubrir necesidades educativas, sociales y emocionales que muchas veces quedan fuera del sistema educativo tradicional.
Un lugar donde volver a creer en uno mismo
Para muchos de los participantes, reencontrarse con la educación no es fácil. Llegan con dudas, con mochilas llenas de experiencias complejas y con la idea —a veces arraigada— de que “estudiar no es para ellos”.
En YMCA descubren otra forma de aprender: práctica, cercana, adaptada a su ritmo y siempre acompañada por un equipo educativo que les guía en su proceso de crecimiento personal.
Gracias a la acción tutorial, las dinámicas grupales y los módulos centrados en el desarrollo de la autonomía y la autoestima, los jóvenes no solo adquieren competencias profesionales, sino que empiezan a comprender su valor y sus capacidades.
Estoy recuperando la ilusión por seguir aprendiendo y reconciliándome con el trabajo académico, así como planteándome metas de cara a su futuro profesional.
María, participante del programa
Responder a necesidades reales de la juventud
El PFCB de YMCA Valencia se dirige a jóvenes que necesitan itinerarios educativos flexibles y apoyo integral para poder construir un proyecto de vida.
Entre las necesidades que atiende destacan:
Contar con un espacio donde aprender sin miedo al error.
Desarrollar competencias profesionales básicas que faciliten su acceso al empleo.
Ganar seguridad, autonomía y habilidades sociales.
Encontrar referentes adultos que acompañen y orienten.
Volver a conectar con el aprendizaje tras experiencias educativas negativas.
Además, la formación práctica en empresas les permite tener un primer contacto con el mundo laboral, algo clave para reforzar su empleabilidad y su visión de futuro.
Una oportunidad que impacta en su trayectoria vital
La metodología del programa sitúa al alumnado en el centro: participan, opinan, toman decisiones y se convierten en protagonistas de su propio proceso. Esta implicación directa no solo mejora su aprendizaje, sino que les permite proyectarse hacia alternativas educativas y profesionales reales, con la seguridad de que tienen herramientas para avanzar.
El impacto es visible en su día a día: jóvenes que se comprometen, que descubren habilidades que no conocían, que empiezan a marcarse metas y que recuperan la convicción de que sí pueden.


